Cristóbal Schilling

 Por Cristóbal Schilling, psicólogo y director Centro de Hipnosis Clínica.

La Quinta Región vive una de sus peores temporadas de incendios. La suma del calor y los fuertes vientos que afectan a la zona han creado el clima perfecto. A esto, se suma la falta de una medida 100% real por parte del Gobierno para frenar esta situación. Con este panorama ya instalado, la pregunta que hay que hacerse es ¿cómo superar los miedos que nos deja sufrir una de estas catástrofes naturales?

La vida es un círculo, en momentos estamos arriba, gozando de la bonanza y «bailando con la linda» y de pronto todo cambia, un accidente, una noticia que nos mueve hacia un lugar bajo en nuestra vida. De la tranquilidad y felicidad pasamos de un momento a otro a vivir mucha pena y amargura.

Esto en nuestro país, es quizás más fecundo, pues aparte de los sin sabores del diario vivir, nos encontramos con una naturaleza que bruscamente y sin aviso nos golpea, muchas veces dejándonos sin nuestra estabilidad económica y por consiguiente emocional. Incendios, maremotos, terremotos y volcanes pueden generar en las personas una experiencia de trauma, es decir, una fuerte emoción que de cierta manera deja huella en ellas. Las personas con este trauma, van a vivir una emoción negativa, asociada a la tristeza, a la desesperanza, a sentirse cada vez más vulnerables.

Para poder enfrentar estos miedos tenemos que primero comprender los riegos a los que nos enfrentamos en el futuro. Simplemente por las condiciones donde habitamos, es decir, frente al mar, en un lugar con pastizales, volcanes, alta cordillera o un lugar altamente telúrico.

Lo segundo, es educarse en las medidas de seguridad preventivas que existen. Por ejemplo, comprender la calidad de construcción del edificio donde se habita y los sismos a los que ya ha resistido su construcción. Eso genera entonces en las personas un alto grado de tranquilidad para vivir el día a día, poder «dormir más confiado» y enfrentar de mejor forma el evento.

Ahora bien, una vez ocurrido el evento que pueda producir una experiencia traumática, debemos evitar que éste deje secuelas en el futuro de la persona, generando fobias, crisis de pánico, depresión u otras tantas respuestas que las personas experimentan.

Para ello, es recomendable seguir cuatro pasos importantes. El primero, una vez vivida la experiencia, permitirle a la persona expresar libremente su emoción. Que llore, el tiempo que sea necesario, es decir, vivir el duelo de lo ocurrido. Si la persona no llora y se encuentra en shock buscar el espacio para que exprese su emoción. No es conveniente para su salud psicológica el «comerse» las emociones.

Luego, es recomendable enfrentar el lugar donde se experimentó el miedo o trauma. Muchas veces las personas consideran que de ir al sitio van a revivir el trauma. Puede que esto si suceda al principio, sin embargo, es necesario que la persona enfrente esta situación de forma segura, quizás al principio acompañada por alguien, para así lograr un acercamiento más sano y elaboración del trauma.

Tercero, hay personas que la experiencia es tan invalidante emocionalmente que requieren que medicamentos calmen su pena, ansiedad o angustia. En estos casos es recomendable acudir a un médico y jamás auto medicarse.

Y finalmente, y no por eso menos importante, está la psicoterapia. El uso de la hipnosis en psicología permite rápidamente sanar experiencias traumáticas. De esta manera la persona va reelaborando la experiencia de una manera que la emoción negativa comienza a extinguirse. En terapia le llamo «pasar de tener una herida a una cicatriz».