En el marco del duodécimo aniversario desde que la UNESCO resolvió incorporar a Valparaíso en la Lista del Patrimonio Mundial (3 de julio 2003), el destacado arquitecto Mario Pérez de Arce, realizó una Clase Magistral «Revitalizando Nuestro Patrimonio Histórico Urbano».

Con la presencia de arquitectos, establecimientos educacionales y funcionarios municipales se realizó la charla que recorrió la historia de la Ciudad Puerto, donde Pérez de Arce destaca la importancia de rescatar la identidad de los porteños.

Mario Pérez de Arce se mostró sorprendido por esta invitación que le realizó la Municipalidad de Valparaíso para exponer sus pensamientos acerca de la ciudad. «Estoy muy agradecido de la oportunidad que me brindan, pues he querido exponer un tema que me preocupa sobremanera y es el rescate de la historia e identidad Valparaíso, el que debería realizarse a través de un «Museo de la Ciudad», que debe mantener la memoria que está dando vuelta, pues no tiene un  lugar físico donde asentarse y difundirse. De esta forma, los porteños deben conocer su pasado, valorarlo y sentirse orgulloso de vivir aquí».

Por su parte, el alcalde de Valparaíso, Jorge Castro destacó la charla impartida por el arquitecto, agradeciendo la importancia de sus palabras en pro de un mejor patrimonio porteño.

«Estamos en medio de las celebraciones de los 12 años de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad, donde hemos realizado diversas actividades para compartir con la comunidad tan importante acontecimiento. Seguimos trabajando por el patrimonio, agradecidos de las instituciones estatales y privadas que en este largo camino nos han entregado el apoyo, por lo que seguiremos adelante para mostrarles a los chilenos y turistas que tenemos un mejor Valparaíso».

Nominación

El jueves 3 de julio de 2003 y con una votación unánime, el comité ejecutivo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Cultura y la Ciencia, UNESCO, resolvió declarar a Valparaíso como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Fue elegida por ser una ciudad desarrollada sobre un anfiteatro natural, con singular armonía en la adaptación e integración de sus formas construidas, con terrenos que han conquistado al mar con homogeneidad de alturas, conectadas entre sí, en que conviven arquitecturas típicas y académicas, con la presencia de casas colgantes, todo sobre una tipografía que genera laberintos muy habituales para sus habitantes. Ciudad sin un sólo gran centro, sino que con muchos centros, con heterogeneidad de ambientes que se suman y sobreponen.